Delincuentes ingresaron en una vivienda y "encañonaron" a un bebé y quisieron abusar de las dos mujeres de la casa.

La peor pesadilla para una humilde familia del oeste se convirtió en realidad cuando una ventana se abrió de golpe y el frío caño de una pistola 9 milímetros apuntó a la cabeza de un bebé de un año que dormía en la cama con su mamá, de 21. Todo se sumió en el vértigo: uno de los delincuentes quiso abusar de las dos mujeres de la casa cuando descubrieron que “las 70 lucas” que habían ido a buscar no existían. Tras 20 tensos minutos, escaparon en un remís con un televisor, celulares y una billetera.
Pero la bronca más grande la sufrieron al enterarse de que había habido una entregadora y que era la niñera, que además es vecina.
El hecho sucedió el martes de la semana pasada, pero se mantuvo bajo absoluta reserva hasta que la Policía pudo detenerlos y recuperar casi todo lo que se llevaron de la casa del barrio Ruca Malén.
La familia víctima de semejante ataque contó a LM Neuquén los detalles de un episodio que aún hoy les quita el sueño.
“La niñera les dio datos concretos de que queríamos comprar un auto. Los pibes saltaron las rejas a las 5 de la madrugada y abrieron la habitación donde dormía mi hermana con su bebé, al que le apuntaron a la cabeza”, contó el hijo, de 18 años.
Con la criatura amenazada, la chica no tuvo opciones y se levantó a abrir la puerta. Al ingresar a la casa, los asaltantes redujeron al hermano, que dormía en el sillón. “No te hagas el héroe, que no somos asesinos”, le dijeron mientras lo maniataban en la cocina.
“Uno tenía un destornillador largo y el otro la pistola. Éste era el que más sacado estaba”, recordó el joven.
“Cuando entraron pedían la moto y 70.000 pesos. Pero la plata no estaba en la casa”, agregó.
Mientras uno revolvía cada rincón de la vivienda, el que estaba con el arma apuntó a la joven de 21 años y quiso sacarle la ropa, pero ella se resistió. Entonces decidió ir por la madre, una mujer de 48 años, sin importarle que estaba con el menor de sus hijos, de 9 años, y con el bebé. Igual la abordó, le levantó el camisón y la manoseó.
A esta altura, los gritos y el llanto de los más pequeños se transformaron en un riesgo para los delincuentes, que temían ser descubiertos. Entonces, sin poder encontrar la plata que buscaban, llamaron a un remís por teléfono, cargaron una TV led, dos celulares y ropa, y escaparon.
Al hacerse la denuncia, se puso a trabajar la Brigada de Investigaciones de la Comisaría 16. Y, tras un cruce de datos, logró llegar a una casa de Toma Norte.
La vivienda fue allanada y secuestraron gran parte de lo robado. Aunque no hallaron el televisor ni el arma utilizada.
En la rueda de reconocimiento, las víctimas pudieron identificar a uno de los pibes, que era primo de la vecina que cuidaba todos los días a los menores de la familia. Esta adolescente fue la que aportó los datos a los delincuentes.
Dateados
Una hija después golpeó a la chica
Aunque los policías insistieron todo el tiempo en un entregador, teniendo en cuenta los datos precisos que manejaban los pibes chorros, las víctimas tuvieron que esperar a la rueda de reconocimiento para poder entender todo.
“En la Comisaría escuchamos el nombre de uno de los detenidos, el mayor, y cuando lo buscamos nos dimos cuenta de que era el primo de la vecina. Ella estaba todos los días acá porque cuidan a los bebés de la familia”, relató el joven, que atado en la cocina vio cuando intentaron abusar de su hermana y su mamá.
Al saber cómo se había filtrado el dato de los ahorros para comprar el auto, una de las hijas de la familia decidió vengarse de la niñera, a quien golpeó un par de días después.
Violada en su intimidad, la familia decidió sacar las rejas y levantar una pared de un poco más de dos metros en la entrada de la casa. Aterrados por lo que les pasó y sin importarles lo estético, prefirieron abroquelarse detrás de un muro en busca de más seguridad. (La Mañana)

Jueves, 21 de mayo de 2015