Hoy en la Cámara del Crimen caletense se llevó adelante el juicio por el homicidio de Bruno Alvarenga. El hecho transcurrió en el año 2013 cuando un chico nacido de una violación mató a su padre biológico. El veredicto se conocerá el 19 de agosto.

La dramática historia ocurrió en la localidad de Pico Truncado, cuando el joven Alex Gonzalo Castro de 28 años de edad, ingirió alcohol y drogas, buscó a su padre y lo mató al enterarse cómo fue concebido.
El “Día de la Madre”, 20 de octubre, en la localidad truncadense, a Gonzalo se le imputó el delito de homicidio agravado por el vínculo, por el cual el Código Penal establece la prisión perpetua.
El joven se presentó el tribunal conformado por Juan Pablo Olivera (presidente), Cristina de Los Ángeles Lembeye y Oscar Santucci, la fiscalía fue asumida por Carlos Rearte y Ramiro López Chiartano, en tanto que la defensa fue representada por el abogado particular Alberto Luciani.
El acusado se enteró, a través de una tía, que su nacimiento se debió a una violación de la que fue objeto su madre, por parte de Alvarenga y es por ello que el joven apuñaló en el rostro y cuello, provocándole la muerte por insuficiencia respiratoria y shock hipovolémico.
Fue el propio imputado que declaró ante el tribunal que la noche previa a la muerte de Alvarenga compartió un asado con su familia materna e ingirió alcohol, marihuana y cocaína.
Agregó que en la mañana del domingo le consultó a su tía quien era su padre biológico y como había sido la relación de él con su madre, ya que era una duda que tenía desde hace tiempo.
La incógnita fue develada por los familiares, diciéndole que Alvarenga había violado a su madre, Norma Cristina Castro, cuando tenía 14 años y que su concepción (la del joven) fue producto de ese delito.
“Cuando supe la verdad, me volví loco”
En su testimonio, Castro fue consultado por el tribunal sobre como mató a su padre biológico , a lo que respondió que “cuando mi tía me contó la verdad me volví loco; me fui a buscarlo a Alvarenga con un cuchillo en la mano”, con el cual le asestó varias puñaladas.
Dijo que recobró la lucidez cuando vio que el arma blanca que tenía en la mano “estaba llena de sangre y lo vi a él tirado en el piso. Me fui corriendo a la ruta asustado y llame a mi mamá para contarle y ella me fue a buscar”.
Las partes dieron sus alegatos
La fiscalía ratificó parcialmente el requerimiento de elevación a juicio, excluyendo el agravante que se refiere a ser descendiente de la víctima, por lo que consideró que debería ser juzgado por homicidio simple con una pena de 9 años de prisión, más accesorias legales y costas del proceso.
Por su parte, la defensa sostuvo que debería declararse la inimputabilidad de su cliente por “alteración de sus facultades al momento del hecho”, es decir que el homicidio fue producido “en estado de emoción violenta”.
Pero, además, en caso de que el Tribunal no coincida con él “se tengan en cuenta las situaciones que debió afrontar en su vida y que se le dé la menor pena posible”.
El imputado se arrepintió de su accionar y pidió disculpas a su madre: “Esto fue un error que tengo que pagar; soy consciente y responsable de lo que hice, me hago cargo”, finalizó el joven truncadense.(LVS)

Miércoles, 12 de agosto de 2015