Gabriel Martínez intentaba hacer mate, pero le estalló la manguera de goma con la garrafa y se le incendió su vivienda en el Abel Amaya. Yesica Pernea dormía con sus cuatro hijos pequeños, a los que pudo salvar. A una semana del episodio, la mujer no puede amamantar a su bebé de 6 meses porque tiene quemados los pechos, el cuello y la espalda. Su hijo de 5 años la siguió y al cruzar entre las llamas sufrió graves quemaduras. Apelan a la solidaridad de la comunidad para ayudarlos.

"Mis corazones, mis cuatro pequeños, mi razón de vida, los amo tanto, no podría vivir sin ellos" posteó en su cuenta de Facebook Yesica Pernea en abril pasado presentando en sociedad a sus cuatro hijos: Santiago de 5, Zaira de 4, Nahuel de 3 y Bastián de 6 meses.

Dos meses después tuvo la ocasión de demostrar que lo suyo no sólo eran palabras. Lo demostraría enfrentando la adversidad. Es que a Yesica le tocó enfrentar el fuego dentro de su casa del barrio Abel Amaya y le ganó. Claro que las cicatrices de la batalla aún perduran y la mantienen internada en grave estado en el Hospital Regional.

El hecho ocurrió el lunes 29 de junio, pero se conoció recién ayer, a partir de la tragedia que tuvo lugar el fin de semana en la extensión del Stella Maris. Este episodio ocurrió en la calle Roselló al 1.400, en el Abel Amaya y fue Mónica Serapio –la suegra de Yesica- quien difundió el hecho.

POR UNOS MATES
Gabriel Martínez, albañil y luchador de Kick Boxing, se levantó temprano, buscó agua y estaba poniendo la pava para preparar mate cuando la manguera de goma –similar a la que tenían conectada los Frank a la cocina- estalló junto a la garrafa.

Según Mónica, su hijo Gabriel intentó sacar como pudo la garrafa hacia afuera. Pero la misma quedó atascada en el pasillo. La explosión le quemó el rostro y las manos al luchador del Team "Antileo". El fuego rápidamente comenzó a dispersarse en el entretecho de madera de la vivienda y Yesica no dudó en salir lo más rápido posible junto a sus pequeños.

El fuego encendió cajas apiladas cerca de la puerta y el humo invadió todo. Martínez intentó sofocarlo con agua pero no pudo. "Fueron segundos nada más" cuenta su madre. La ventana que se había roto ante el frío fue colocada de una manera fija, por lo que no se podía abrir. Mónica, que vive al lado de su hijo, salió corriendo para ayudar a su nuera y a sus nietos y una vecina llamó a los bomberos.

Mientras tanto, Yesica cruzaba en el interior la línea de fuego del pasillo, única vía de escape que tenía. Cubrió a Bastián de las llamas, pero se quemó los pechos, la espalda y el cuello. Atrás de ella, la siguió Santiago de 5 años, quien pasó por el fuego por lo que también sufrió quemaduras en el rostro, espalda y cuello. Tanto el pequeño como su madre hasta ayer continuaban en terapia intensiva del Hospital Regional, en la sala del quemado.

La mujer en estos momentos se ve imposibilitada de amamantar a Bastián que ya fue dado de alta, junto a sus hermanos Zaira, de 4, y Nahuel, de 3. La nena también sufrió quemaduras y todos fueron afectados por el humo.

Santiago, que va al jardín anexo de la Escuela 183, permanecía internado, mientras su padre fue dado de alta pero ambulatoriamente.

La familia Martínez perdió todo. La Cruz Roja y algunos referentes políticos los ayudaron. Les llevaron ropa.
Pero Mónica Serapio dice que su hijo para volver a empezar necesita de la solidaridad de la gente. Con las quemaduras le costará trabajar por el momento y tiene que volver a construir su vivienda. Los niños se quedaron solo con una cama. Bastián necesita leche maternizada; el invierno está crudo y ya los castigó demasiado. Los números para contactarse y ayudar a la familia son el (0297) 155056413 y (0297) 154749775. (El patagónico)

Martes, 7 de julio de 2015