Rio Gallegos - Santa Cruz. 1 de Mayo del 2024
NEUQUÉN

“Le disparé a la cabeza y le pegué en la espalda”

Un joven karateca defendió a su familia de dos ladrones armados.



Era una noche más en la casa de Cerros Colorados 350, de Barrio Belgrano. Adrián Leiva (27) terminaba de tomar mates con su padre. Su mujer, Jorgelina Fiorini, le pidió que fuera a comprar algo para comer. En ese interín, un sobrino salió hacía lo de un amigo de la cuadra y la puerta, que tiene problemas de cerradura, quedó entornada. Adrián quiso salir, pero la puerta se abrió de golpe y un hombre encapuchado, al grito de “a vos te estaba buscando, quedate tranquilo”, le apuntó con un arma. Ese fue el comienzo de la pesadilla, que tuvo un final muy distinto al que el delincuente esperaba.
Detrás del primero, otro encapuchado armado ingresó a la casa, ató a la joven pareja con los cordones de sus zapatillas y luego los arrojó en un rincón de la cocina.
“A ese cuidalo, no te confíes”, le ordenó el jefe al cómplice, “que actuaba como un perejil”, mientras revisaba la casa y preguntaba por “el viejo”, en alusión al padre de Jorgelina, dueño del boliche Los Años 60.
Entregaron las billeteras, un anillo de oro y una lata con unos 12 mil pesos. Pero los ladrones querían más.
La orden al perejil fue clara: “Agarrá un cuchillo y apuñalalo hasta que te dé la plata”.
“En ese momento me di cuenta que se me acababa el tiempo, y lo llevé a la habitación de mi suegro con la excusa de que podría haber algo escondido”, relató Adrián.
Una vez allí, el ladrón comenzó a revisar un placard. Adrián se zafó de las ataduras y atacó a su captor. “Lo golpeé con lo que tenía a mano mientras se arrastraba y gritaba pidiendo ayuda”, confió.
Jorgelina se dio cuenta que su novio había actuado. “Yo sabía que se iba a liberar y que iba a hacer algo”, confesó con orgullo.
La pareja tiene rostros de noche larga. Sangre seca en una oreja de él, y una venda que cubre 6 puntos de sutura en la frente de ella.
El contraataque
Aunque Jorgelina intentó distraerlo, el líder escuchó que algo pasaba y fue a buscar a su cómplice. “Asomó la pistola por la puerta y le pegué con una mesita de luz de algarrobo y le hice una llave en la muñeca que tenía el arma. Al otro lo agarré del cuello y empecé a sacarlos de la casa”, contó Adrián, es cinturón negro de karate, marrón de aikido .
Jorgelina reafirma sus condiciones de luchador: “Trabaja de seguridad en el boliche. Está acostumbrado a los líos y a sacar borrachos”.
Mientras acarreaba a los agresores hacia la puerta, el perejil –luego detenido e identificado como José Luis Soria de 24 años– intentaba clavarle un cuchillo de cocina.
“Solté al de la capucha para abrir la puerta y tiré al otro al suelo. Logré sacarle el arma y le apunté a la cabeza mientras estaba en el piso”, precisó Adrián. Al mismo tiempo, el otro lo apuntaba con una 9 milímetros.
Adrián disparó. “Le pegué en la espalda y salió corriendo. Le tiré cuatro veces más mientras huía, y le tiré dos veces al jefe, que corría para el otro lado”, afirmó.
La pesadilla duró media hora. Mientras la pareja intentaba tranquilizarse, la Policía detuvo a Soria. (Lmn)


Jueves, 9 de julio de 2015


 
 


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