Antonio González, el Chacal de Cutral Co, fue condenado y sigue libre.

Fue una agonía extendida en el tiempo, hasta que la sospecha de que su hija pudiera estar viviendo el mismo horror la hizo reaccionar. En 2011 una mujer denunció haber sido violada en reiteradas ocasiones por su padrastro. Como consecuencia de esas relaciones nacieron dos hijos. Uno de ellos, una niña, a la que el mismo "Chacal" atacó cuando tenía 8 años.

Un tribunal de Cutral Co acaba de declarar culpable a Francisco Antonio González, de 55 años, por abuso sexual con acceso carnal, doblemente agravado. Es porque lo cometió quien estaba encargado de la educación y guarda de la víctima, y porque lo perpetró cuando su hijastra era menor de 18 años.

Los abusos contra su hijastra comenzaron en 1990, pero el miedo de ella y la desidia de su madre -pareja de González- fueron más poderosos y prolongaron el padecimiento.

Recién en abril de 2011, la primera víctima -que por la violación quedó embarazada- se animó a contar su tormento ante la Justicia. El motivo fue que su victimario y padre de su hija también abusaba de la nena. Una segunda víctima, un mismo abusador.

Por el caso de su hija biológica, González fue hallado culpable de abuso sexual simple calificado, por el vínculo paterno y por la situación de convivencia.

Los magistrados -Liliana Deiub, Jorge Criado y Gustavo Ravizzoli- hallaron culpable a González por unanimidad y dispusieron que se realice en pocos días la audiencia de cesura: entonces se le fijará la pena.

"Hasta 20 años podría recibir de condena", precisó el fiscal asignado al caso, Andrés Azar, que acudió a la localidad para evitar que la causa caducara y quedara impune.

En la misma audiencia, el fiscal desestimó la acusación presentada contra la pareja del agresor (madre de la primera víctima y abuela de la segunda) -que en un primer momento también fue investigada- por entender que su conducta no había representado un delito. "La pareja del violador fue absuelta, no se le formularon cargos", sostuvo Azar.

Durante las audiencias del juicio, realizadas el miércoles y jueves últimos, salieron a la luz detalles de una vida de carencias en la que víctimas y victimario vivían bajo el mismo techo en una casa sobre la calle Lago Lácar, con sólo dos habitaciones. Allí se produjeron los abusos, en total impunidad.

El violador llegó al juicio en libertad y, tras el fallo, se fue caminando a la espera de que le fijen la pena de prisión efectiva. (Lmn)

Sábado, 17 de octubre de 2015