La familia Herrera perdió todas sus pertenencias luego que se desatara un incendio en el interior de su vivienda. Los vecinos alertaron a los bomberos.

La hermosa tarde de junio fue una invitación a salir de casa y disfrutar del día. Así también lo pensó la familia Herrera quien decidió ir a pescar a la zona de Kilómetro 5, sin saber que luego iban a recibir una terrible noticia: el incendio de su vivienda.
Según informaron desde el Destacamento 1 de Bomberos Voluntarios, a las 14:50 a través de un llamado telefónico al Cuartel Central se tomó conocimiento del siniestro. De inmediato, a través de equipos de radio se derivó la urgencia, saliendo una unidad hasta el sector alto del barrio San Martín.
Cuando los socorristas llegaron, la vivienda de Antonio Miroglio 3.574 ardía por lo que el incendio estaba declarado. De esa forma, se pidió apoyo de una segunda unidad. Mientras tanto los vecinos intentaban salvar al perro de la familia.
El can estaba atado con una soga a pocos metros de la casa que se encuentra en desnivel con el resto del patio. Las llamas y la desesperación produjeron que el animal cayera en el sector de la vivienda quedando aún más cerca del fuego. Por fortuna, con la llegada de los bomberos pudo ser rescatado y sólo sufrió quemaduras en el pelaje, sin lesiones.

EMPEZAR DE NUEVO
Durante una hora los socorristas trabajaron en el lugar con las unidades 33 y 37. Durante ese lapso al lugar también llegó la familia damnificada que no podía creer lo ocurrido ante las pérdidas totales.
Por la noche más calmada, Marcelina Soledad Rojas, la dueña de la propiedad, dialogó con Diario Patagónico y solicitó ayuda de la comunidad para volver a empezar. Además de agradecer a los bomberos por salvar a su perro.
“No quedó nada de nada, todo está hecho ceniza: papeles, electrodomésticos, las cosas de la casa. Es destrucción total. Desde Defensa Civil nos dijeron que iban a mandar una asistente social y todavía no vino nadie”, explicó.
Marcelina vive con su marido y sus tres hijos: un bebé de 4 meses, y dos nenas de 4 y 5 años. Anoche durmieron en la casa de otra hija de su marido, utilizando colchones. Ahora esperan apelar a la solidaridad de los vecinos. “No tenemos dónde vivir. Encima tengo un bebé de 4 meses, una nena de 4 años y otra de 5 años. En este momento todo es fundamental, no tenemos nada, todo lo que venga está bien y va a ser bien recibido”, explicó la mujer que hace 8 años habitaba la vivienda.
Quienes deseen colaborar pueden comunicarse al 0297- 155042363, sabiendo que la familia estará más que agradecida. (El patagónico)

Domingo, 29 de junio de 2014