Hola, mis queridos lectores. Hoy deseo hacer una gran prueba, y se trata de poder analizar los partidos políticos tratando de prescindir de toda ideología, cosa que de por sí no es muy fácil, toda vez que muchos de nosotros adherimos a una de ellas a lo largo de nuestra vida…

…Cuando era chico y en el lugar donde vivía, existían dos partidos políticos solamente, compuesto por adherentes al partido justicialista y al partido radical. Como yo no tenía una verdadera definición al respecto, hablaba con dirigentes y militantes de ambas ideologías, y de sus comentarios se desprendía fielmente que en los dos existían varias cosas en común y muchas otras en oposición. Lo que existía en común era la idea de ambos para dedicarse a la política con el fin de cambiar el mundo en que vivíamos, en hacerlo mejor, en la construcción de un bienestar para toda la población. A esta altura puedo comentar que pasó mucho tiempo para que eligiera entre peronista o radical, a la luz que lo que yo quería para mi vida era justamente lo querido por ambas políticas.
Con el correr del tiempo fui entendiendo que desde un humilde lugar, que desde la unión de varios que deseábamos que a toda la sociedad le vaya mejor, podíamos hacer cosas para una población o un grupo de gente para que puedan vivir mejor, para que a través de un pequeño esfuerzo, se puedan satisfacer las necesidades que no podían a no sabían hacerlo. Y estas necesidades las encontrábamos en los sectores de menores recursos, en grupos de gente con menores posibilidades de surgir a una vida mejor, en gente con muchísimos problemas económicos, culturales y sociales que nosotros teníamos la obligación de colaborar para salir aunque sea un poco de ese pozo donde se encontraban.
Mi ingreso a la mayoría de edad, lamentablemente es más o menos contemporáneo al gobierno de facto, y realmente empecé a vivir la política observando la gestión presidencial de Raul Alfonsín, y si hay una cosa que recuerdo es la inflación que sufrimos al término de su mandato, que obligó a una entrega anticipada de su gestión, seguramente por considerar que una gran inflación perjudica notablemente la vida de todos los ciudadanos, y al no poderla controlar, resignó su puesto esperando que otros gobiernos se hagan cargo. Cuidado, mis queridos lectores, que no estoy atacando esa actitud, sino todo lo contrario, la estoy alabando ya que estoy convencido que lo hizo por la gente, por el pueblo, por todos los ciudadanos.
Seguramente ese gobierno tuvo sus cosas malas, como también lo tuvieron los sucesivos presidentes argentinos, muchas de las veces casi reñidas con la ley, como también los cachetazos legales que les correspondía a todos los que se desviaron de ella, pero lo que no podemos negar que todos los sucesores han tenido una mirada compasiva hacia los sectores más desprotegidos de la sociedad, han tratado de ayudar a los más pobres, han tratado de elevar la calidad de vida de las clases sociales medias y bajas, han tratado de nivelar “para arriba”, aún a costa de ataques y odio hacia muchos.
A partir del 10 de diciembre del 2015, esta idea parece que se fue a la m… parece que el actual presidente argentino no tiene la más pálida idea de cómo ayudar a los más necesitados, parece que no le importan los trabajadores, parece que sólo le importa el dinero, pensar que la argentina es una empresa que debe dar ganancias, un lugar en que los trabajadores deben sufrir para aportar el dinero necesario para equilibrar sus cuentas, un negocio en donde lo único que importa es la plata, en fin, gobernar con una ideología neoliberal de derecha es sin duda gobernar para los ricos, para que se hagan más ricos, que ganen mucho más, no importando si existe inflación o no, si existen despidos o no, se existe devaluación o no, si existimos nosotros o no. Y todo esto es lo que me aleja muchísimo de este personaje que se llama Mauricio Macri.
Deseo expresar por último, que la situación planteada, salvando las diferencias, la observamos igualmente en nuestra intendencia de Rio Gallegos, pero su análisis le corresponde a otro editorial.
Hasta otra oportunidad, mis queridos lectores.


Lunes, 9 de mayo de 2016