Además de acercarnos al final de las editoriales de los mitos urbanos, uno de los más repetidos es el que afirma: “todos los políticos son corruptos”, mito que deberíamos desterrar, toda vez que resulta por lo menos fuera de...

...la realidad, la obviedad y de todo razonamiento lógico, aunque se escucha todavía en las voces de muchos de los vecinos de esta ciudad, la provincia o la argentina toda.¿Realmente somos capaces de ratificar este mito entre cualquier grupo de gente pensante?

No, no creo que seamos capaces, a la luz que estamos poniendo el epíteto de “corrupto” a todos aquellos que integran la vida política de nuestros gobiernos, siendo esto así imposible.
No es la intención la de atacar a los políticos, pero tampoco la de defenderlos, pero algo que se debe tener en cuenta es que dentro de nuestra familia, nuestras amistades, nuestro barrio o nuestro club, seguramente habrá alguien que se incluya dentro de la generalidad de los actores sociales que nos ocupan. Por si no quedó claro, habrá sin duda algún político amigo, conocido, familiar o vecino del barrio.

Para una mejor ilustración es importante decir que el señor Intendente desempeña un cargo político, motivo por el cual lo podemos encuadrar como un verdadero político, pero también poseen el mismo cargo los Secretarios Municipales, Directores de las áreas, Jefes de División o Jefes de Departamentos entre otros muchos, y por ello son tantos que estarán seguramente incluidos los personajes nombrados antes.

A esta altura corresponde una primera observación, al afirmar que todos los políticos son corruptos, nos estaríamos refiriendo a un hermano, tío, hijo, padre o abuelo que posee un cargo político en nuestra ciudad o provincia, como un corrupto, demostrando la inexistencia de un código familiar el acusar a un integrante de este delito.

Por otra parte, ¿podemos imaginar un estado donde todos sean corruptos?, seguramente es imposible que esto suceda, en razón que siendo así ese estado no podría durar mucho tiempo sin desaparecer. Lo que obliga a una segunda observación, y se trata de asegurar que si bien algunos pueden ser corruptos, debe existir necesariamente muchos otros que no lo son, que desean trabajar para el bien de la gente y no caen sobre ellos algún atisbo de duda sobre su desempeño profesional o personal.

Una tercera y última observación estaría dada pensando que los políticos son un grupo de actores sociales al igual que lo son los comerciantes, los integrantes del ámbito docente, los empleados públicos, los del transporte, la construcción, los religiosos o los directivos de los sindicatos locales, y la corrupción seguramente la vamos a encontrar en todos ellos, por lo que podríamos contestar a las preguntas: ¿No es corrupto aquel comerciante que cobra precios abusivos?, ¿No es corrupción la realización de un paro de actividades sin fundamento dispuesto por un sindicato? ¿Los docentes que no quieren dar clase o los empleados públicos que no trabajan no se los tildaría de corruptos?

Por todo lo expuesto es que nos equivocamos cuando decimos “todos los políticos son corruptos”, faltamos a la verdad, incumplimos códigos o valores familiares, aseveramos cosas ilógicas o realmente decimos una “pavada”.

Sábado, 19 de julio de 2014