Rio Gallegos - Santa Cruz. 2 de Mayo del 2024
CALETA OLIVIA

Familia denuncia “violenta represión” dentro de su casa por parte de policías

Integrantes de una familia del barrio 3 de Febrero denunciaron que tres policías irrumpieron dentro de su casa sin permiso judicial, los golpearon, los arrastraron, les dispararon balas de goma a quemarropa, provocando lesiones al padre y a tres menores.



José Ricardo Monasterio y Marta Mansilla se comunicaron con La Vanguardia del Sur para exponer públicamente lo que consideran un acto de represión “violenta e injustificada” por parte de un grupo de uniformados. El hecho ocurrió en la madrugada del sábado, cerca de las 03:00.
El padre de familia, Monasterio, es empleado municipal que se desempeña en Seguridad de Tránsito, y fue el que tomó la palabra para narrar los acontecimientos. Su esposa Marta es enfermera y apuntó algunos datos mientras transcurría el relato.
Monasterio expuso que el mayor de sus hijos, Roque, volvía a esa hora de una fiesta de cumpleaños de una casa del barrio. “Venía en estado de ebriedad”, admitió.
Pero el hombre no pudo ver qué había sucedido minutos antes de la represión porque estaba durmiendo junto a su esposa y sus cinco hijos menores.
Sólo alcanzó a escuchar cuando uno de los policías “pateó el portón del lado de afuera” y, con otro, se metieron dentro de la casa, ubicada en calle Juana Terraz, y quisieron “sacar a la rastra” al jovencito que regresaba, y es ahí cuando el hombre salió en defensa de su hijo y trató de separarlos.
Allí, contó, fue cuando comenzaron a actuar desproporcionadamente, y comenzaron a disparar con “balas de goma, o de teflón, con las itakas, y salieron mi señora y mis chicos”. Como estaban todos durmiendo, incluyendo él mismo, vestían ropa interior.
Dijo que la chica de 16 años, cuando advirtió que él estaba forcejeando con un policía, comenzó a gritar que “no se lo lleven”, “y ahí empezaron a tirar” con sus armas.
“Y salió mi señora; salieron mis otros hijos de 12, 14, el de 9 y hasta mi nieto que tiene 3 años”, relató.
Ese momento fue confuso, y lo contó como si hubieran estado en medio de una escena de la dictadura militar, en donde todos los chicos gritan, con las detonaciones de las armas de los policías y las balas que dan sobre grandes y menores. “Uno de mis nenes, de 10 años, que tiene un problema neurológico, gritaba desde una pieza, para que se vayan los policías”.
“A mí, tirado en el piso, me disparaban a 30 centímetros. Yo tengo heridas de ocho perdigones”, expresó.
Aunque señaló que quien más balas recibió fue la chica de 16 años: 14 perdigones incrustados en “pierna, espalda, arriba de la cintura”.
De esas balas, comentó, los médicos del Hospital Zonal pudieron extraerle diez, las otras cuatro quedaron alojadas en el cuerpo, “y a ella la van a tener que operar para sacárselos”. “Mi hija estaba haciendo la carrera de modelaje, y ahora no la va a hacer, porque según el médico, las cicatrices de las piernas no se le van a ir nunca más”, lamentó Monasterio.
Lo llamativo para este hombre es que, después de tanta violencia, los policías se retiraron, “y no llevaron a nadie detenido”.
Monasterio añadió que él no pudo defenderse mucho porque “tengo los meniscos rotos (desde mucho antes). La semana que viene me van a operar”.
Y volvió a decir: “No entiendo por qué la reacción de esos policías de esa forma. El patrullero decía ‘seccional Tercera’ y sé que el oficial que vino es Aguilar, y vino con otros dos, uno medio gordo y otro morochito”, manifestó.
“Y al final ni siquiera se llevaron a mi hijo, y dentro de mi casa es un charco de sangre”, volvió a decir el jefe de hogar.
“No es por desmerecer a los demás, pero al 2 de abril o al 17 no van a hacer esto.
Yo no escuché que en ningún lado se haga esto a una familia. A quemarropa tiraban”, añadió.
Para avalar sus dichos en la denuncia que quieren efectuarla en la Comisaría Primera o ante la Jefatura Regional, el hombre mostró radiografías y certificados de los médicos del Hospital Zonal que atendieron a la familia durante esa madrugada.
“Voy a ir hasta las últimas consecuencias”, aseguró el hombre, mostrando sus dos heridas en pantorrillas, luego pidió a su hijo de 12 años que también mostrase otra huella de perdigonazo en su cuerpo.
En la charla se sumó un vecino que fue testigo del hecho. Este contó que escuchó el ruido del portón de la familia Monasterio, y que se asomó por la ventaba y que lo ve “a José que estaba en calzoncillo y que así los policías lo sacaron” de la casa, “lo tiraron al piso y empezaron a tirar”. “No hubo palos o piedras que justifique lo que hicieron ellos, si era una familia desarmada”, dijo el hombre.

CUÁL ES LA OTRA VERSION

Ahora bien, consultadas algunas fuentes policiales, en forma extraoficial, dijeron que la actuación de la Seccional Tercera de Policía comenzó a las 03:00, cuando se recibió un llamado anónimo porque había disturbios en la calle Juana Terraz.
En ese momento, el patrullero de la Tercera pidió un refuerzo de Comando para dispersar al grupo de personas (en cantidad no precisada) que estaban en gresca, y que uno de ellos, en estado de ebriedad, le pegó un cabezazo a un policía, y que allí comenzó la persecución de ese joven violento. (La vanguardia del sur)











Domingo, 10 de agosto de 2014


 
 


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