En la periferia del ejido urbano caletense continúa incrementándose la cantidad y extensión de basurales clandestinos ante la desidia de quienes no toman conciencia sobre la necesidad de proteger el medio ambiente y la estética de una ciudad en continuo crecimiento.

Sería largo reproducir en medios gráficos y digitales una secuencia fotográfica que demuestre la magnitud de una problemática que no puede justificarse en las dificultades de equipamiento que aún afronta la Municipalidad para cumplir adecuadamente con el servicio de recolección de residuos domiciliarios.
Ello se fundamenta en el hecho de que aquellos que esparcen desperdicios a la vera de rutas, caminos alternativos de yacimientos petroleros y chacras, adyacencias al puerto Caleta Paula, perímetro de las dos grandes lagunas y en áreas cercanas a decenas de barrios, utilizan camionetas, camiones y hasta automóviles.
En consecuencia, bien podrían llevar los desperdicios hasta el predio del basural que no está alejado del área urbana y se llega sin dificultades por la Ruta 3, pero está claro que les es más cómodo arrojarlos en cualquier parte, a sabiendas de que resulta fácil eludir los escasos -y probablemente nulos- controles que corresponden al municipio.

POSTALES DEPLORABLES
A un equipo periodístico de Diario Patagónico le sorprendió la gran acumulación de residuos urbanos y de obras de construcción, además de una gran cantidad de perros muertos en un área ubicada a pocos metros del la banquina este de la Ruta 12, apenas finaliza la zona del Parque Industrial.
Allí se encontraba un grupo de mujeres de una cooperativa de trabajo que habitualmente recoge la basura esparcida en el trayecto que une esta ciudad con Cañadón Seco, pero estaba claro que por sí solas ellas no podrían sanear ese predio ya que se necesita al menos una máquina pala cargadora y varios camiones con caja volcadora.
“Esto es apenas parte de lo que vemos todos los días”, comentó una de ellas, señalando además que en el camino compactado que une la Ruta 12 con el área cercana al puerto también hay enormes acumulaciones de basura, incluyendo carcasas de heladeras, cocinas y lavarropas.
“Mucha gente ni siquiera hace caso a los carteles que indican la prohibición de arrojar residuos y también nos consta que no hay controles municipales. Nosotras, que estamos en esto, sabemos lo que es cuidar el medio ambiente pero es notorio que muchos vecinos no tienen conciencia de lo que significa proteger el medio ambiente y arrojan basura a cualquier hora del día o de la noche”, añadió.

SIN RESPETO
Vale también señalar que otro basural de gran dimensión se halla en proximidades del barrio Golfo San Jorge, un área de reciente asentamiento de familias, ubicadas en cercanías de cementerio municipal.
También existen estos focos contaminantes a lo largo de los caminos alternativos adyacentes a populosos barrios como el Rotary 23 (incluso estos se extienden por los cerros) y en el trazado de la inconclusa autovía de circunvalación, donde incluso quedan abandonadas viejas carrocerías de automóviles.
No le va en zaga el entorno de la Primera y Segunda Laguna, recordándose que ésa última es hábitat natural de flamencos y otras especies de aves migratorias, pero también es frecuente que se formen montículos de desperdicios en baldíos no muy alejados del microcentro de la ciudad. (El patagónico)

Lunes, 11 de agosto de 2014