El periodista y escritor Osvaldo Bayer retornó a Santa Cruz trayendo en mente los pasajes más aciagos de la historia de la matanza de peones rurales que él mismo plasmara en varios tomos de la Patagonia Rebelde. Anoche evocó uno de sus capítulos, pero como actor ya que acompañó al elenco del Teatro Cervantes que puso en escena la obra “Las putas de San Julián”.

Antes de la función, Osvaldo Bayer fue recibido por el intendente José Córdoba en su despacho, acompañado por sus colaboradores y los senadores nacionales por esta provincia, Pablo González y María Ester Labado, quienes posibilitaron que la obra teatral que se estrenó el año pasado en Buenos Aires se presente ahora en Caleta Olivia, Pico Truncado, Las Heras y Puerto Deseado, la mayoría de las cuales integran la denominada “ruta de los huelguistas”.
La obra que se representó en un Centro Cultural colmado de público recuerda a un grupo de prostitutas o meretrices, como en aquella época se las calificaba, que eran pupilas de un cabaret y se negaron a brindar sus servicios a los soldados del teniente coronel Héctor Varela, a quienes les gritaron “asesinos”.
Las mujeres, de varias nacionalidades, terminaron en el calabozo de la comisaría de esa localidad, aunque no se les pudo imputar ningún delito. Lo relevante fue que su actitud constituyó una bofetada a quienes habían fusilado a unos 1.500 obreros en todo el territorio, según las estimaciones que hizo Bayer tras varios años de investigación.

UNA MIRADA AL PASADO
El intendente Córdoba le entregó un presente y elogió la labor de Bayer, quien exhibió la sencillez que siempre lo caracterizó y tanto en la reunión con las autoridades como en la posterior conferencia de prensa hizo una sinopsis de varias de sus obras, incluyendo las de los anarquistas, como la que dedicó a Severino Di Giovanni, “el idealista de la violencia”.
Bayer también recordó cuando fue expulsado de Esquel por la Gendarmería por los artículos que escribía en una revista en torno a ganaderos que se apoderaban de campos que pertenecían a habitantes autóctonos de la región.
Dijo también que no guardaba rencor al Ejército que mandó sus tropas a sofocar con inusitada violencia la segunda gran huelga rural en Santa Cruz, pero también que era necesario que los radicales asumieran algún día la responsabilidad histórica de lo sucedido porque los militares fueron enviados por un gobierno constitucional que en ese momento tenía como presidente a Hipólito Yrigoyen.
También hizo referencia al genocidio de la última dictadura militar, la misma que lo obligó a exiliarse en Alemania y a otros amargos momentos que le deparó haber escrito la historia trágica de la Patagonia, la cual también cobró notoriedad cuando fue llevada al cine por Héctor Olivera.
“Con todo, yo creo que mi labor valió la pena porque hoy esa obra es debatida en colegios y universidades, donde constantemente me invitan para realizar disertaciones”, expresó el historiador al tiempo que sostuvo que ya nadie podrá ocultar las injusticias, sobre todo porque las víctimas fueron “trabajadores pobres que apenas pedían las reivindicaciones mínimas de subsistencia”. (El patagónico)

Viernes, 15 de agosto de 2014