La calle Pérez Novella fue el escenario de numerosas refriegas que se extendieron hasta las 3 de la madrugada, luego del desalojo de la toma Huilén, en el barrio Melipal.
Piedrazos y balas de goma rompieron el silencio de la noche de ese sector del oeste neuquino que apenas tuvo unos momentos de paz hasta que la violencia recrudeció entrada la noche.

Los enfrentamientos tras el desalojo siguieron hasta la madrugada. Todo comenzó a partir de la usurpación de un predio propiedad del Municipio y de una cooperativa.
Jóvenes, en su mayoría, comenzaron a instalar carpas el viernes para conformar un asentamiento debido a la falta de viviendas que hay en toda esa zona oeste de la ciudad.
La toma fue avalada por un grupo de personas que habitan en cercanías y que son parientes de estos jóvenes. Fueron ellos los que los asistieron en las primeras acciones para ocupar y luego cercar el predio.
Otros vecinos, en cambio, como los que habitan en Utedyc y otros barrios de clase media, rechazaron la ocupación y clamaron por el desalojo.
A las 17 del sábado, unas 120 personas se encontraban con sus carpas armadas en los terrenos -considerados reserva paleontológica por ordenanza municipal- y comenzaban a dividir el espacio con alambres. En ese momento se acercó un oficial de la Policía para notificarles que, por disposición del fiscal Marcelo Jara, se les daba una hora para que desalojaran el lugar. Allí comenzaron los primeros encontronazos.
Rechazo
La mayoría aceptó la orden judicial, pero hubo un grupo que resistió el desalojo a piedrazos. La Policía disparó balas de goma y gases lacrimógenos y demoró a siete personas que recuperaron su libertad cerca de las 21.
Interminable
La calma no alcanzó a llegar nunca. Grupos de jóvenes de esa y otras tomas que hay en cercanías volvieron a enfrentarse con los policías que custodiaban el lugar. Las refriegas se produjeron casi exclusivamente sobre la calle Pérez Novella, aunque también hubo corridas por calles aledañas.
Además de los piedrazos, los jóvenes encendieron gomas y las arrojaron pendiente abajo contra los policías que volvieron a reprimir y a perseguirlos por toda la zona. Estiman que los enfrentamientos se extendieron hasta las 3. A partir de ese momento, la paz volvió al barrio.
Calma
La madrugada del domingo encontró al sector donde se había levantado la toma rodeado de policías para evitar una nueva usurpación. Algunos referentes de la izquierda y movimientos sociales concurrieron al lugar para repudiar la represión, pero no hubo que lamentar nuevos enfrentamientos.
En horas de la tarde, el defensor del Pueblo, Ricardo Riva, se reunió con la gente que había usurpado la tierra se comprometió a mediar en busca de una salida.
Según explicó la vocera Rita Salamanca, el funcionario dijo que los acompañaría hoy a la sede judicial para realizar la denuncia por el violento desalojo que sufrieron.
“Él pudo ver el estado en el que quedó la gente por la represión de la Policía”, dijo.
Cuando caía la tarde, un grupo de jóvenes cortó la calle Pérez Novella para presionar a las autoridades municipales y provinciales a iniciar un diálogo.
“Tiene que venir algún funcionario a dar una respuesta”, dijo la mujer que vive en el sector La Roca, un lugar que también nació como una toma hace 14 años.
Salamanca aseguró que las tierras en cuestión hace tiempo que están desocupadas, por lo que justificó la usurpación. (La Mañana)

Lunes, 1 de septiembre de 2014