Era parte del testimonio de Berta, la mujer que capturó las agresiones que ocurrieron fuera de la sede sindical de la UOCRA este martes por la mañana, en la ciudad de Río Gallegos. En las capturas se pueden apreciar las discusiones entre afiliados provenientes de 28 de Noviembre y la gente de Mateo, que con bates, trataban de derribar el campamento improvisado, en reclamo de trabajo.

Berta es una mujer, viuda, que reclama junto a otras dos trabajadoras una fuente laboral en la UOCRA, y fue testigo directo de lo ocurrido este martes por la mañana, fuera de la sede de la UOCRA y en donde debió intervenir la Policía.
Berta, comenzó denunciando que “nos están mintiendo”, haciendo referencia a la UOCRA. Esta madre, viuda vino de Comandante Luis Piedrabuena en busca de un trabajo: “me enteré que había trabajo en las minas”, le dijeron que “siempre se buscan mujeres para mucamas, limpieza, cocina”. Le preguntaron cuál era su oficio, a lo que contestó que “no tenía problemas, pero lo mío era cuidar abuelitos, porque a mi marido lo tuve que cuidar, cuando le agarró un cáncer y falleció”.
Es por ello, que Berta entregó su curriculum al concejal de Cte. Luis Piedrabuena, Molina: “y me dijeron que me iban a llamar. Igual iba todos los días, pero él estaba más en Gallegos que en Piedrabuena, así que pronto partió para Gallegos.
Así comenzó un derrotero, en busca de trabajo, yendo y viniendo de la UOCRA, en donde trataba, sin mucho éxito hablar con Molina: “…yo quiero que me valoren, vos dame el pico, la pala, casco y borcego y laburo, no tengo anillos, soy mujer”.
Para luego, comenzar a narrar a su manera, lo vivido esa mañana por Berta y dos compañeras más, quienes aguardaban desde muy temprano para firmar una planilla, por un puesto de trabajo junto a una veintena de hombres en su misma condición: “Salimos un momento, y cuando volvimos nos encontramos con más gente, porque estaban los que reclamaban de 28 de Noviembre y de repente empezaron a venir un montón”.
Recordó que al hombre agredido: “al que golpearon, casi lo matan”, añadiendo que el agredido le indicó - si no fuese por vos, yo calculo que me matan-“, indicando que “solamente que había un comisario, y uno que me pegó como una palmada en la mano”, entendiendo Berta que este hombre haya pensado que “quería pegarle, pero yo solo quería sacarle el bate para que no pegue más”, amenazándola con que –para vos también hay-, sin obtener una respuesta eficaz de la Policía: “no hizo nada, solamente lo corrió y eso. Pensé que lo iban a detener, pero parecía zona liberada”.
Por su parte, los trabajadores de 28 de Noviembre reclamaban una puesto laboral en las represas: “venían a hablar con Mateo, Molina y eso. Eran todos grandotes”, añadiendo que posteriormente se enteró que “subieron a los que hicimos el reclamo y tenían hecho los estudios. Reclamo trabajo, basta de mentiras porque están tomando gente, por semana”, asegurando que no vio gente alcoholizada, o drogándose, o con armas.
VIOLENCIA
Entre llantos, Berta recordó los agresores “Tiraron la comida que teníamos para los chicos, el azúcar, la yerba, el aceite que era para nuestros hijos. Éramos tres mujeres, y la Policía no hizo nada, ni a la ambulancia llamaron, nada”.
VIOLACION
Esta mujer, también narró lo vivido en Comandante Luis Piedrabuena, dejando en evidencia que fue víctima de agresión física, los constantes ataques de pánico que la asaltan: “Es verdad que fui violada, nadie me escuchó, fui violada, nadie me va a dar una respuesta, nadie me va a ayudar, nada. Quien me va a escuchar del otro lado, si no conocía a nadie en Piedrabuena”.
La agresión de la que fue víctima, ocurrió en el año 2015, en donde vivió una pesadilla con un sujeto que la retuvo: “yo no conocía a nadie, no me dejaban salir, no me dejaba hablar con nadie, hasta que tomé coraje”, añadiendo que al victimario, en un principio “lo quería como un padre”, recordando que en Piedrabuena le decían la hija de JIJI, así le dicen a J.O.O.
Esta viuda, recordó que durante ese tiempo, ella le quería decir, “y vos ¿lo que hiciste conmigo? y él me dijo que fue porque me calenté y bueno, pero yo le repetía que no, que no había venido en busca de esto, le pedía por favor. Cuando me iba a bañar, lloraba en la ducha, tenía ganas de agarrar esos alambres que usan para albañil y sacarme la piel, porque sentía asco, y eso estaba ahí”.


Miércoles, 16 de enero de 2019