Desde el punto de vista que se lo mire, sea político, social, deportivo, económico o religioso, cada uno de ellos tienen en su historia casi seguramente un “vende humo”, por lo que se hace necesario primero tratar de…

…acercarnos a su verdadero significado, o por lo menos ponernos de acuerdo a qué nos referimos cuando decimos que esta persona es un vende humo.
Gran parte de la bibliografía que pude googlear estos últimos días, nos dice que para la población en general, el que “vende humo” es aquel que, basándose en sus dotes verbales y en algunos trucos no muy creíbles, se exhibe ante los demás queriendo demostrar lo que realmente no sabe o no posee.
El “vendedor de humo” es esa persona que hace alarde de conocimientos, talentos, experiencias o riquezas que no puede constatar, razón por la cual es alguien al que no se le debe prestar atención o, al menos, no se le debe creer.
Al decir que “se vende humo” se está queriendo expresar que se ofrece un producto o servicio de escaso o nulo valor.
“Vender Humo” es una expresión que se utiliza para caracterizar a aquellas personas que no demuestran sus dichos con sus actos o quienes proponen ciertas cosas que luego no son capaces de cumplir.
Últimamente se ha puesto de moda esta frase en el ámbito del fútbol para describir a jugadores o directores técnicos como que hablan mucho y hacen poco.
También, puede utilizarse muchas veces para el misticismo, ya que los escépticos que no creen en estos dichos, catalogan de esa manera a quienes hablan, creen o fomentan lo paranormal.
Así las cosas, es absolutamente necesario que estas personas sean desenmascaradas, sean conocidas, ya que en última instancia a quienes perjudican son a nosotros mismos, a los ciudadanos, a la gente honesta, al pueblo en general, tratando de engañar y sorprender nuestra buena fe y crear en cada uno falsas expectativas, engañosos proyectos de vida, equivocadas necesidades o injustificadas muestras de apoyo.
Es importante aclarar que, no se trata en estas editoriales de estigmatizar a funcionarios, políticos, comerciantes, religiosos o deportistas, al tratarlos de “vende humo”, sino que se pueda utilizar nuestros conceptos para que los que se nombren puedan adaptarse más a la realidad, puedan superar sus palabras y acciones y convertirlas en promesas, palabras y acciones con sentido positivo, para ayudar y colaborar para transformar a esta sociedad en la sociedad que todos queremos.
Ahora sí, queridos lectores, tanto ustedes como yo estamos en condiciones de conocer a los vende humo que nos rodean, podemos nombrar y cuestionar sus palabras, sus actitudes, sus antecedentes y sus ejemplos, para que ellos se convenzan que no somos influenciables, no nos dejamos engañar, que no queremos que nos vendan promesas que no se pueden cumplir, en fin, estamos en condiciones de empezar a realizar críticas constructivas que sin duda nos van a servir para mejorar nuestra calidad de vida.
Nuestras próximas entregas se ocuparán de ellos, de los “vende humo”. Un cariñoso saludo.


Viernes, 5 de septiembre de 2014