Las últimas lluvias reavivaron un viejo reclamo de los vecinos que viven en la calle 15 de Vista Alegre: por el riego de una empresa frutícola, sufren desmoronamientos en la barda y toneladas de tierra ingresan a las calles y viviendas rurales.

La situación no es nueva, pero en estos meses se agravó. Las máquinas del Municipio y las empresas intentan retirar los escombros arcillosos que se desprenden todos los días, pero el cuadro es cada vez más dramático.
“La única solución es que la empresa Moño Azul deje de regar las plantaciones. Esto antes no pasaba y estamos cada vez peor”, expresó Manuel Sandoval.
El problema es conocido desde hace años tanto por el gobierno provincial como por la comuna. Y cada vez que se producen los derrumbes que tapan los caminos y las entradas de las tranqueras de los crianceros se gastan fortunas en despejar las arterias de circulación.
El lugar está ubicado al pie de la meseta, donde la empresa frutícola, unos 30 metros arriba, cuenta con unas 100 hectáreas de plantaciones de manzanos. Pero el derrumbe producto de la acumulación de agua es de tal magnitud que los vecinos aseguran que hasta las plantaciones ha rodado cuesta abajo. En la costa de barda hay campos de las familias bolivianas y crianceros que están hace más de 50 años. Esta situación de derrumbes empezó hace unos 20 años; se agravó hace unos 10 y desde hace 2 la geografía del lugar cambió drásticamente: arrasó con postes de luz, calles, tapó casas y entradas a pequeñas fincas.
Por las noches, algunos vecinos dicen que no pueden conciliar el sueño. “Se escucha cómo cae la tierra. A veces son piedras, pero en otros casos con toneladas”, expresó un integrante de la familia Machado.
Hace años, Moño Azul ofreció una solución que hasta ahora no funcionó: un proyecto por unos $261.000 (hoy sería tres veces más) para hacer 24 perforaciones sobre la barda y colocar bombas de extracción, por otros $124.000. (La Mañana)

Jueves, 11 de septiembre de 2014