Peatones y automovilistas que a media mañana de ayer se desplazaban por calles céntricas de esta ciudad se asombraron por la presencia de una oveja de gran porte que seguía a su propietario sin ninguna atadura, hasta detenerse por varios minutos en la plazoleta del Gorosito.

La singular mascota es un merino australiano de un año de vida; es decir un ejemplar de dos dientes al cual su dueño, Hugo Grabauska, llama “Noel” y cuida en su propia casa donde lo engorda con forraje e incluso con un nutritivo alimento para perros.

Grabauska es conocido por algunas otras excentricidades ya que algunas veces suele vérselo circulando en moto llevando atrás a su fiel perro “Negrito”, quien también muestra excelentes condiciones de malabarista cuando viaja sobre el techo de un jeep del mismo vecino.

“Yo disfruto de la vida con estas cosas y a Noel me lo regaló un amigo que tiene estancia en la zona de Piedra Buena cuando tenía pocos días y quedó guacho, así que en principio lo alimenté con biberón, pero ahora está muy grande. No pienso comérmelo porque me encariñe con él, así que cuando pueda lo voy a devolver para que se quede en el campo”, relató a Diario Patagónico.

Cada vez que sale a la calle el borrego es un imán para los chicos que lo acarician, en tanto los adultos le toman fotografías, teniendo en cuenta que no todos los días la gente que reside en ciudades tiene la posibilidad de estar cerca de este tipo de animales.

Demás está decir que Grabauska también es receptor de risueñas bromas, sobre todo de aquellas que le gritan algunos automovilistas que lo conocen y hace referencia a la posibilidad de convertir a Noel en un suculento asado criollo. (Patagónico)

Martes, 25 de noviembre de 2014