Rio Gallegos - Santa Cruz. 11 de Mayo del 2024
NEUQUEN

Disfrutaba de una tarde en el río y lo mordió su propio perro

Un pitbull mordió a su propio dueño en el balneario Río Grande de la capital neuquina, cuando intentó separarlo de una encarnizada pelea que mantenía con otros perros. El hecho sucedió el miércoles pasado y el joven propietario fue derivado al hospital Castro Rendón, donde le practicaron suturas.



En el balneario Río Grande, un pitbull hirió la mano de su dueño. “No tendría más de 25 años, fue mordido por su perro. Era un pitbull que andaba suelto por el balneario con un bozal puesto; parece que en algún momento se lo quitó y ahí empezó una pelea con otros perros. Trató de separarlo, lo habrá desconocido y lo mordió”, relató el director municipal de Seguridad Balnearia, Pedro Martínez.
Las mordeduras fueron en la mano y el brazo. Se le hicieron las primeras curaciones en el lugar, pero debió ser trasladado al nosocomio más cercano para que le efectúen la sutura y las atenciones preventivas para evitar infecciones en el brazo y la mano.
La ordenanza vigente que prohíbe el ingreso de perros a la zona balnearia es la 8.937/2000, y hay cartelería que lo comprueba.
Allí queda claramente expresado que por razones de seguridad pública queda terminantemente prohibido el ingreso con animales a las zonas destinadas a balneario, entre otras restricciones durante la temporada estival.
Martínez dijo que pondrá a una persona especialmente para impedir que ingresen los bañistas con animales, debido a que no respetan las normas y pueden causar un daño sobre los demás.
“Cuando ya están instalados, no suelen respetar las indicaciones si no está la Policía de por medio”, explicó el funcionario.
Advirtió que las personas que quieran pasear junto a su perro, pueden hacerlo fuera del horario que comprende el Operativo de Seguridad Balnearia, previo a las 14, de lo contrario habrá sanciones.

El recuerdo de Otto, el rottweiler

El caso más resonante y que se registró por el ataque de un perro propio fue el del rottweiler llamado Otto, que le arrancó el brazo a su dueño, Emilio Muñoz. El hombre lo había comprado porque estaba cansado de sufrir robos en su propiedad y adquirió una pareja de rottweilers por seguridad. El can fue sacrificado. Sin embargo, la hembra quedó con él, más allá de la polémica que se desató en todo el país por el caso. (La Mañana)


Martes, 23 de diciembre de 2014


 
 


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