Rio Gallegos - Santa Cruz. 14 de Octubre del 2025
ÉDITORIAL

SPSE y la crónica de la precariedad anunciada

La "finalización de los trabajos" en Palermo Aike no es motivo de celebración, sino el triste recordatorio de un ciclo vicioso de roturas y parches. La Gerencia de Agua sigue pidiendo paciencia y uso "responsable", pero ¿cuándo asumirá su responsabilidad de invertir en infraestructura para dejar de gestionar la emergencia?



El comunicado de Servicios Públicos (SPSE) informando sobre la culminación de las "mejoras" en el acueducto Palermo Aike no debería ser leído como una noticia positiva, sino como la crónica de una precariedad crónica.

Cada vez que el servicio de agua colapsa en Río Gallegos —y esto sucede con una frecuencia alarmante—, el guion es siempre el mismo: el acueducto falla, la ciudad se queda sin suministro y, finalmente, la empresa emite un comunicado que es una mezcla de agradecimiento propio y súplica al usuario.

Señores de la SPSE: la ciudadanía no necesita un parte de finalización, sino una garantía real de que el problema no se repetirá en las próximas semanas. Que un acueducto vital para la ciudad requiera constantes "mejoras" y "tareas" solo demuestra una cosa: la infraestructura está colapsada por la falta de inversión estructural. Están gestionando la emergencia con parches, en lugar de planificar una solución definitiva.

El mensaje es agotadoramente circular: “Se finalizó el trabajo y se inicia el proceso de nivelación. El restablecimiento será progresivo y solicitamos hacer un uso responsable del agua”.

Es decir, después de varios días sin servicio, donde la vida diaria y la higiene se vuelven un desafío, se nos pide nuevamente que seamos nosotros, los vecinos damnificados, quienes garanticemos con nuestra "responsabilidad" que el sistema frágil de la empresa no se rompa por la presurización. La carga de evitar el colapso recae, una vez más, sobre el usuario, no sobre la Gerencia de Agua y Saneamiento.

La SPSE menciona que agradece el trabajo de su personal. Lo aplaudimos. Pero la ineficiencia no es culpa de los operarios que trabajan bajo presión en las zanjas; es el resultado de decisiones políticas y gerenciales que, durante años, han permitido que la red de cañerías de la capital provincial se convierta en una bomba de tiempo hidráulica.

Es hora de cambiar el chip. Dejen de emitir comunicados que piden disculpas y comiencen a gestionar soluciones que impidan la disculpa. La única normalización que Río Gallegos merece es la de un sistema de agua potable moderno, funcional y blindado contra la desidia. El acueducto no debe ser un motivo de preocupación recurrente, sino una garantía de servicio.:



Viernes, 10 de octubre de 2025


 
 


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