Una bala quedó alojada en la cabeza, más precisamente en la parte cercana a la nuca, del dueño de una vinoteca. Fue un milagro que no lo hayan matado, porque el plomo no ingresó a ninguna parte del cerebro, sólo a un músculo.

El artero y peligrosísimo ataque de dos asaltantes sucedió el jueves de la semana pasada, a las 23:30 horas. La víctima es el dueño de la vinoteca “Santo Tomé”, ubicada en la calle Matheu 107 (casi esquina Rosario Peñaloza), a pocos metros del gimnasio Mirta Rearte.
El hombre se llama Mártires Fernández. Es un afable vendedor, de origen chaqueño, que relató todo con cierta tranquilidad a pesar de que vivió uno de los momentos más riesgosos de su vida.
Dijo que estaba solo, en la parte trasera del negocio, cuando escuchó que abrieron la puerta. Se asomó, y vio a un hombre alto, con un mameluco térmico que tenía capucha, que se puso repentinamente al lado del mostrador. Al instante forcejeó con el dueño, porque sin mediar palabras quería arrancar la caja registradora (una caja rectangular plana) que estaba en el mostrador.
El comerciante estaba a punto de ganarle al maleante en la lucha, pero no había advertido que, agazapado en la parte inferior externa del mostrado, estaba otro delincuente, más bajo y también encapuchado. Cuando este maleante se paró le apuntó con un arma de fuego, calibre 22.
El comerciante poco pudo hacer ante eso, salvo intentar agachar el cuerpo, torcerse hacia un lado porque el maleante dirigió el cañón directamente a la cara, un segundo antes de apretar el gatillo, y disparó a quemarropa.
El comerciante sintió un agudo dolor detrás de la cabeza y se derrumbó en el piso.
Los ladrones agarraron la caja registradora, que no tenía mucho dinero en ese entonces, y escaparon.
El hombre, sin embargo, salvó su vida gracias a ese movimiento rápido que hizo de su cabeza. Pudo levantarse, a pesar de que tenía el cuello y los hombros ensangrentados, pero estaba consciente.
De esa manera, llamó a los policías de la Seccional Tercera, y luego se pidió la asistencia de una ambulancia del Hospital Zonal.
Sus hijos y familiares lo acompañaron en el nosocomio, sumamente preocupados. Pensaban que esa bala podría haber ocasionado más problemas en el sistema nervioso central, pero milagrosamente sólo tocó el músculo.
El hombre, podría decirse, nació otra vez. A los pocos días volvió a trabajar y a atender a su clientela.
Esta noche le contó a La Vanguardia del Sur que es la segunda vez que lo asaltan. La primera vez fue hace más de un año, cuando se había realizado una huelga policial, y habían acaecido asaltos por todas partes. Esa vez también los atracadores habían disparado dentro del negocio, incluso en la parte inferior del mostrador quedaron las marcas de los plomos disparados.
En cuanto al asalto del jueves pasado, comentó que un amigo comerciante del Vista Hermosa también había sufrido un atraco a mano armada, también por dos malhechores, dos horas antes.
El señor Fernández tiene el comercio desde hace tres años y contó que ningún delincuente lo hará bajar los brazos. (La vanguardia del sur)

Miércoles, 25 de junio de 2014