Los médicos creían que no sobreviviría ya que padece una enfermedad congénita y debe atravesar tres cirugías, y ya pasó la primera. (MIRE EL IMPACTANTE VIDEO).
En la semana 22 del embarazo, Dustin y Sierra Yoder fueron notificados de un hueco el parte superior de la cabeza del bebé que estaban esperando. La pareja de Ohio, Estados Unidos, decidió seguir adelante con el proyecto de familia, incluso sabiendo que era muy probable que el niño no viviese demasiado.
Finalmente el pequeño Betley nació con su cerebro fuera de la cabeza. La criatura padecía un defecto congénito y bastante extraño llamado encefalocele, que consiste básicamente en un divertículo del tejido cerebral y de las meninges que sale del cráneo por algún orificio y se desarrolla por fuera. Esto suele provocar la muerte del feto antes de nacer o a las pocas horas.
En ese entonces, los médicos dijeron a Dustin y Sierra que el bebé era "incompatible con la vida". Pero con el correr de los días, el bebé comenzó a dar muestras de un gran instinto de supervivencia, al punto que llegó a los siete meses de vida. Para su madre, de 25 años, el solo hecho de que esté vivo es un milagro. ¿Qué ha sucedido para que esto sea así? La solución que encontró el médico John Meara, del Hospital Infantil de Boston, fue la complicada operación para cortar el cráneo de Bentley, hacerlo más grande para que entrara el cerebro, y luego cerrar el orificio con tejido cruzado de otras partes del cráneo.
Y para eso utilizó modelos impresos en 3D del cerebro de Bentley: trabajó en conjunto con neurocirujanos para determinar que toda la masa encefálica del niño cabría allí, y finalmente el 24 de mayo último fue la primera de las tres intervenciones previstas para que el cerebro esté en su lugar.
