El 140° Aniversario de Río Gallegos está dejando una huella profunda no solo en lo cultural, sino también en lo financiero. La masiva movilización de vecinos y turistas ha encontrado en el sector de emprendedores el lugar predilecto para el consumo, generando un flujo de ventas que supera todas las expectativas previas.
Una vidriera gigante para el trabajo santacruceño
La presencia de más de 600 emprendedores representa un abanico inagotable de propuestas que van desde la manufactura artesanal hasta los servicios de vanguardia. Este volumen de expositores convierte al festival en un ecosistema donde convergen:
Productores gastronómicos: Con una oferta que incluye desde dulces regionales hasta platos de autor en el patio de comidas.
Artesanos y Diseñadores: Que encuentran en las miles de personas que transitan el predio una audiencia imposible de alcanzar de forma individual.
Servicios y Tecnología: Pequeñas empresas locales que aprovechan la visibilidad del evento para captar nuevos clientes.
Consumo y reactivación
El fenómeno es claro: el dinero circula dentro de la ciudad. Para los organizadores, la meta de "mover la economía" se está cumpliendo con creces. La masividad del festival garantiza que cada emprendimiento tenga una rotación de público constante, lo que se traduce en ingresos directos para cientos de familias riogalleguenses.
"La magnitud de este aniversario nos permite mostrar que el emprendedorismo es una pata fundamental del crecimiento de la ciudad", destacaron desde la organización. El respaldo del público, que elige comprar local, refuerza el sentido de pertenencia y consolida al festival como la fecha más rentable del calendario comercial para el sector independiente.