Desde hace más de un mes la ciudad se encuentra atravesando un conflicto entre el Ejecutivo y el Sindicato de Obreros y Empleados Municipales (S.O.E.M). Fuera de las discusiones políticas –que entran en el terreno de la posibilidad o no del Municipio de dar un aumento del 15% - uno de los principales afectados en este tiempo fue el vecino, que vio como uno de los servicios básicos quedó mermado. Durante todo este tiempo, la recolección de residuos quedó anulada y con el correr de los días la basura se fue acumulando. Los contenedores de los barrios de la ciudad se vieron rebalsados, siendo únicamente vaciados en las esporádicas limpiezas del plan de contingencia.



TNRíoGallegos realizó un recorrido por la ciudad, donde se pudieron observar una docena de contenedores que hasta el momento no fueron vaciados. Algo a destacar es que las inmediaciones del colegio Guatemala –sobre la costanera- se ha convertido casi en un segundo vaciadero municipal. Allí proliferan las bolsas de residuos, botellas de plástico, cartones, pañales, comido.



La misma situación se vive en cercanías de los 400 departamentos. Con una mayor cantidad de contenedores, la basura también va en incremento. Allí los perros –como en tantos otros puntos de la ciudad - revuelven, rompen bolsas y comen de los mismos residuos.



De esta forma, con un conflicto que parece no tener fin, la ciudad vuelve a demostrar un aspecto descuidado y sucio. De todas formas, más allá de las aristas política y sindicales, hay parte de responsabilidad en el vecino, que viendo que los contenedores no dan abasto siguen arrojando residuos.