La precaria casa fue abandonada en noviembre de 2014 por una familia chaqueña que la ocupaba. A los vecinos les llamó la atención que se hayan ido de manera tan repentina y comentaron que veían cuando el padre golpeaba con una manguera a uno de los nenes en el patio. Temen que algo malo le haya ocurrido. La policía inspeccionó ayer el lugar y la Fiscalía iniciaría una investigación.

Los vecinos quieren que se confirme que todos los niños de la familia que se fue del lugar estén bien. Es que observaban los constantes maltratos a uno de los pequeños.
Hace poco más de seis meses que una familia conformada por una pareja y cuatro hijos abandonó la precaria vivienda en la que residían en Raúl Cercós y Código 864 y sus vecinos temen que algo malo le pueda haber pasado al más grande de los niños.

El viento pega fuerte en esa lomada de la extensión del San Cayetano. Un perro con sarna se acerca al equipo periodístico de Diario Patagónico y se asusta ante la cámara fotográfica. Una Fiat Fiorino permanece abandonada, quemada en el bulevar que no tiene césped ni árboles; sólo escombros y piedras.

“No arrojar basura” advierte un cartel. Pero la chatarra sirve para que los más chicos que van a la escuela le hagan puntería desde lejos a pedradas. El que mete la piedra por el espacio del parabrisas gana.

Una vecina recibe al equipo del diario que va en busca de encontrar respuestas al misterio que los habitantes del sector dicen que envuelve a la casa.

En el lugar hace tres días vive una pareja de jóvenes del vecindario que no tienen dónde residir y son padres de un bebé. Los vecinos fueron consultados por la madre de la joven y todos estuvieron de acuerdo con que ellos ocupen el lugar por el momento. Es que de esa manera se tratará de evitar la usurpación.

La semana pasada, unos jóvenes con antecedentes policiales y conocidos por sus enfrentamientos armados fueron sacados por los vecinos de la vivienda abandonada. No quieren a los que pueden traer problemas en el barrio. Mientras tanto los residentes del sector quieren saber qué ocurrió verdaderamente en la vivienda en noviembre del año pasado, que motivó el repentino alejamiento de la familia que la ocupaba.

Los nombres serán resguardados hasta que no haya mayores novedades al respecto y se disipen las dudas. Lo cierto es que allí vivía una pareja con cuatro niños. Pero en una madrugada de noviembre la familia se fue de la casa solo con la ropa y los niños. El rumor en la cuadra -y lo que les llamó la atención- es que solo se llevaban a tres de los cuatro pequeños.

Ese mismo rumor le llegó a la policía de la Seccional Sexta el 20 de abril último y de ese modo un oficial y el propio jefe de la comisaría se interiorizaron de lo que los vecinos decían. Pero nadie quiso denunciar nada. No tienen pruebas. Por ahora son sólo rumores.

La Policía, junto con un testigo civil de la cuadra, ingresó a la vivienda y revisó la propiedad. Son dos construcciones de chapa y madera, de pequeñas dimensiones, en un amplio terreno de diez metros por veinte de largo. Instalaciones precarias y un candado que envolvía la puerta de ingreso. Una silla de ruedas improvisada y mucha basura decoran el patio.

MAL PRESENTIMIENTO

“Yo tenía desconfianza acá, en la cámara (séptica)”, dice la vecina a este diario y la señala. Los habitantes de la cuadra temen que algo malo le haya pasado al niño más grande que no vieron salir junto a su familia. Y por eso le pidieron a la policía que investigara.

“Los vecinos quieren ver qué ocurrió verdaderamente acá”, sostiene María. Los usurpadores se llevaron las garrafas que había. Ante la presencia de los intrusos, los vecinos hasta pensaron en quemar la vivienda. Pero antes quieren develar el misterio que la envuelve. Les llama la atención que la familia chaqueña no haya vuelto a la vivienda, ni tampoco que la hayan vendido, o que algún familiar de ellos la reclamara.

“Nuestra pregunta es: ¿por qué se fueron de un día para el otro y no aparecieron nunca más?”, interroga una vecina.

Ella misma dijo haber sido testigo del maltrato al niño más grande. “Lo maltrataban. Le gritábamos (al padre) que no le pegue porque le pegaba por nada; el nene se largaba con la bicicleta de arriba. Lo mandaban a pedir facturas y monedas”, cuenta la mujer.

La policía de la Seccional Sexta se comunicó con el hermano del dueño de la vivienda y éste dijo que no tiene contacto con él, pero que se habían marchado al norte.

Ante los rumores de los vecinos de que algo malo hubiera pasado con el niño, la policía inspeccionó el patio y le informó de la situación al Ministerio Público Fiscal. Al no haber una denuncia concreta no se puede avanzar más allá. Mientras tanto, vecinos quieren que se revise el patio y se corrobore que todos los niños de la pareja que habitaban esa casa están bien. (El Patagonico)

Viernes, 26 de junio de 2015