La pena de cinco años de prisión domiciliaria dictada contra Ivar Martens por la muerte de Soledad Maidana provocó una reacción de profundo dolor y desesperación en la familia de la víctima. El padre de Soledad, visiblemente afectado, aseguró que la búsqueda de justicia está lejos de terminar y lanzó un duro mensaje dirigido a los jueces y a la sociedad.
"Un mensaje a la sociedad: el borracho puede quitar una vida"
Ante la prensa, el padre de Soledad Maidana confirmó la decisión de la querella de apelar la sentencia, sintiendo que el fallo no hizo justicia a la memoria de su hija.
"Seguiremos pidiendo justicia, algo que no se dio acá hoy. Se va a apelar," afirmó categóricamente.
Sin embargo, sus palabras más duras se centraron en el mensaje que, según él, el fallo envía a la sociedad: "Este es el mensaje que le dejan a la sociedad: un borracho, drogadito puede quitarle la vida a una persona."
La desesperación contra los magistrados
La frustración ante la decisión judicial, que no acogió la figura de dolo eventual que exigía la familia, llevó al padre de la víctima a expresar su dolor más íntimo y personal, contrastando su fe con la cruda realidad que le toca vivir: "Como creyente que soy, siempre dije: Ojalá a nadie le toque. Hoy lastimosamente digo: Ojalá les toque a ellos, los magistrados que dictaron el fallo. Este es el mensaje que nos dejan los magistrados que tenemos."
El padre de Soledad Maidana dejó claro que la pena de cinco años y la prisión domiciliaria se sienten como una burla para la familia y los hijos de la víctima, y que su lucha continuará en las instancias superiores para que el Tribunal reconsidere la gravedad de los hechos y la responsabilidad del condenado.