Por el llamado de unos vecinos, los policías de la Seccional Segunda acudieron al lugar. Efectivamente, la chica de 23 años de edad, estaba nerviosa, confundida, sentada en la vereda.
Los uniformados le preguntaron qué le había pasado y ella contestó, irrumpiendo en llantos, que había sufrido una violación y que antes había estado en un boliche, pero no aportó más datos.
Los policías llamaron a la ambulancia del Hospital Zonal. Cuando el móvil sanitario acudió, la chica se negó a subir. Los enfermeros querían trasladarla al nosocomio para efectuarle las primeras atenciones y control. Hasta que, pasados unos minutos, lograron convencerla y la llevaron.
Ya en el hospital, nuevamente la mujer se negó a ser atendida por los médicos de guardia.
Asimismo, los uniformados que la acompañaban, entre ellos una “brigada” (mujer policía), le preguntaron si iba a radicar la denuncia, y tampoco quiso hacerlo, ni dio detalles sobre el supuesto abuso sexual, o sobre el atacante.
Igualmente, la policía tomó los datos de la mujer (que por razones legales no se dan a conocer públicamente, al tratarse de una supuesta víctima). Ella se retiró por sus propios medios del Hospital. (La vanguardia del sur)