JUNTAN COBRE POR MENOS DE CIEN PESOS
Lunes, 16 de junio de 2014
El otro lado de vaciadero: personas que viven de la basura
Entre la nieve y la escarcha, buscan en la chatarra cables, bateras y metales para vender. Conviven con gaviotas y perros. Incluso hay nios en el lugar. Son desempleados de la obra en su mayora, con escasez de trabajo por el invierno.
Hay seis grados bajo cero, pero no importa. Algunos se levantan de forma diaria y otros da por medio para juntar metales, bateras y chatarras en el vaciadero municipal. La venden por poco dinero, pero es el nico sustento que tienen para poder mantener a sus familias. Con suerte, segn explican, llegan a hacer cien pesos por da. Son desempleados, hurfanos de la construccin que por el invierno frena sus actividades. Trabajan entre cientos de gaviotas y algunos perros vagabundos, calientan sus manos en fogatas improvisadas. Estn descredos de las autoridades ya que ninguna les da una solucin.
El vaciadero es un lugar amplio, de varios kilmetros de dimetro. A menos de quince metros de la entrada se encuentra la vivienda ms cercana. Para ingresar trabajadores del municipio abren una de las barreras y dejan pasar los vehculos. En ambos lados del camino se pueden ver varias cosas: basura domstica, caninos buscando alimento, electrodomsticos en desuso, un cementerio de chatarra. A lo lejos, se observan las primeras fogatas y no se logra distinguir si son empleados del basural o familias en bsqueda de elementos. Basta acercarse un poco para sacarse las dudas.



Al llegar al lugar donde se encuentran, se pueden divisar cerca de seis fogatas y en cada una de ellas, grupos chicos de no ms de siete personas. Se calientan con el fuego improvisado,encendiendo carbn o madera. Abrigados con pasamontaas, huyen de la temperatura bajo cero. De hecho, en el lugar la nieve no termin de descongelarse. "No tenemos trabajo, venimos cada tanto a buscar cobre, que es lo que ms se vende", explica una de las personas. Prefiere no dar su nombre y que en la foto no sea vea su rostro. Lejos de esconderse, prefieren contar su historia desde otro lado. Pero tampoco confan en los medios de comunicacin.
El lugar no discrimina. Con el fro conviven mujeres, hombres nativos de Ro Gallegos y otros llegados a la provincia de Santa Cruz, adaptndose bien al fro. Incluso un nio de doce aos ayuda a su familia en la bsqueda de material apto para vender. Todo es reciclable, o al menos, todo lo que necesita el comprador. "Es un boliviano de ac", pronuncia uno de los hombres cuando se le consulta a quin le venden todo lo juntado. No se ven contentos con su situacin. Explican que pelean contra el invierno siempre y no slo por el fro, sino que porque les quita el trabajo. "Soy un obrero de la construccin, pero en sta poca siempre las empresas frenan. No se puede trabajar y tenemos que buscar una salida" relata mientras "pelaba" un cable en bsqueda de cobre. Otro de ellos, remarca que no les queda otra salida y que est en la misma situacin que su compaero. Tambin tiene familia y la obligacin de llevar el pan a su casa.



Para las autoridades, ellos no existen. Mientras se habla del traslado del vaciadero de la re utilizacin de los residuos a base de un tratamiento, se dejan de lado derechos bsicos como un trabajo digno o como mnimo, los derechos del nio a no estar expuesto a desechos peligrosos. El ao pasado se realiz un informe de la Secretara de Derechos Humanos, donde se pudo identificar que en el lugar existen menores trabajando. Pero queda ah. La solucin no llega y los puestos laborales tampoco. Incluso a modo de chiste -y con algo de verdad- solicitan que se les preste calzado. Nada es suficiente.

Lo increble y preocupante, es que no parece ser noticia lo que sucede da a da en el vaciadero. La imagen de la gente entre la mugre, la chapa y la tierra parece ser una postal que no llama la atencin o que nadie quiere ver. Nadie se da cuenta que hay familias revolviendo en la basura por un msero monto de dinero y que quizs, no alcanza siquiera para poder mantener una vivienda. Calculemos: cien pesos por da "son suerte", da un total de 3100 al mes en el mejor de los casos. Se habla del traslado del vaciadero como un tpico ambiental, pero se deja de lado la situacin social que abarca en la actualidad. Qu pasar con las familias que viven de la basura una vez el mismo cierre, ser una incgnita que las autoridades debern resolver.
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