Estos últimos días aparecieron dos noticias, una sobre la visita del candidato a Intendente de la ciudad, Pablo Fadul, a la escuela local N° 39 para conversar con alumnos y docentes, donde se podía apreciar la foto en primer plano del candidato y en otro plano la de...

...los docentes y alumnos. La otra también se trata de otra visita, esta vez del candidato Jorge Cruz al mismo establecimiento para conversar con el mismo auditorio.
Estos hechos, de evidente actividad política partidaria por la campaña para las elecciones generales, fueron igualmente publicados en las redes sociales y comentadas por varios personajes. Perdón por hablar de personajes, pero así lo siento, toda vez que no generó esta actividad política en nuestras escuelas algún comentario fuera de lugar, agresivo y en contra del uso de los niños para la política partidaria. Como digo, todos los comentarios eran para felicitar a los candidatos y ninguno, ninguno de ellos criticaba estas acciones.
Si realizamos un esfuerzo de nuestra memoria, podemos recordar que hace unos días atrás, el intendente de la ciudad y su equipo de trabajo fue a una escuela para la realización de una jornada saludable como lo ha hecho los últimos ocho años, y dos personas de su equipo se colocaron un chaleco con el nombre y apellido del intendente de la ciudad bordado en su espalda. Este bordado provocó una movida en las redes sociales y medios de comunicación como nunca antes lo he visto. Aparentemente muchos militantes radicales se molestaron, se indignaron, se rasgaban las vestiduras y llegaron a insultar y provocar a los trabajadores porque no podían permitir que dentro de la escuela, en una actividad social y saludable dirigidas a los niños, dos de las personas se coloquen chalecos con el nombre del Intendente.
Es de aclarar que esta última actividad no se trataba de una actividad ni siquiera política, pero muchos radicales pusieron su grito en el cielo porque a ellos les parecía que sí lo era.
Bueno, hasta aquí las cosas, hasta aquí los hechos. Pero estos dos hechos nos hacen deducir muy fácilmente que una evidente actividad política partidaria como la de Fadul y la de Cruz no merece ningún tipo de cuestionamiento, o por lo menos no lo tuvo en los medios de comunicación ni en las redes sociales, mientras que la actividad social realizada por personas con chalecos con el nombre del intendente sí la merece, y con creces.
Sin ninguna duda, los mayores cuestionamientos son realizados por militantes y simpatizantes de los políticos involucrados, y desde este punto de vista se puede observar que la militancia de los radicales si cuestionaron un accionar como el descripto por el equipo de trabajo de Grasso, mientras que la militancia de este último no solamente le dio una nula importancia a las visitas de los candidatos radicales a la escuela sino que ni se preocuparon por sus campañas ni cómo la hicieron.
De lo dicho se desprende lo expresado en el título, que hay dos tipos de campaña, una campaña ocupada principalmente por lo que hace la oposición, ocupada en criticar y destruir eventos dirigidos a la comunidad en general, como en el caso del mundo radical que se dedica a mirar continuamente a su oponente. Un mundo radical que comenta en los medios de comunicación su indignación y repudio por los trabajos de repavimentación de la calle Mariano Moreno, sólo por el hecho que no pueden estacionar los vehículos frente a su domicilio donde tiene un comercio.
Pero gracias a dios también existe el otro tipo de campaña, aquella campaña que se apoya en el hacer, en el trabajar, en el pensar cómo ir a buscar un voto de frente, sin miedo, contando a toda la gente lo que se está haciendo y sin destruir al oponente, sin atacarlo ni destruirlo. Una campaña donde sus militantes no pierden el tiempo para criticar u opinar de las actividades de la oposición, sean o no de carácter político, social, económico o religioso. Una campaña que por lo menos los militantes y equipo de trabajo de Pablo Grasso la tiene muy en claro y no se dedican a otra cosa que a ello.
Claro, mis queridos lectores, podemos seguro tener algunas opiniones que me gustaría poder intercambiar, pero en lo que seguro estamos de acuerdo es en que sí existen dos tipos de campaña política. Una destruyendo y la otra construyendo.
Hasta otra oportunidad.


Miércoles, 7 de octubre de 2015