COLUMNA EDITORIAL
CON LOS CHICOS, NO. CON LOS CHICOS, NO
Estaba leyendo hace unos momentos una de las noticias de un medio local y reproducida por varios otros, donde se daba cuenta de las manifestaciones de un grupo de jóvenes del partido radical, referidas al procedimiento que tuvo un concejal del...
...mismo partido cuando hacía conocer su opinión sobre la adjudicación de un terreno a una ONG. No es para mi muy importante analizar las manifestaciones de este grupo de jóvenes, sino ir un poquito más a fondo y poder pensar entre todos un poco más profundo, tratando de deducir cuál o cuáles habrían sido las causas para emitir un comunicado de este tipo. Como deseo ir por parte, tengo que aclarar que desde estas páginas siempre he promovido la participación de jóvenes en la política, en todo momento he propiciado el tan mentado “cambio generacional” que conlleva por otra parte que los mayores deben dejar su lugar a una nueva generación, con más fuerza, más dedicación y más ganas de cambiar el mundo. No significa que debemos tirar “los viejos por la ventana”, sino darle a esa nueva generación cada vez más responsabilidad, cada vez más participación, para que puedan demostrar sus verdaderas potencialidades. Y son esos “viejos” los que tienen la obligación de apuntalarlos, de guiarlos y de enseñarles los caminos correctos en un mundo para ellos desconocido, ya que la visión de la realidad política de una ciudad o de una región no es tan fácil como parece ni se trata de mirar y hablar sin una guía que sólo posee alguien con experiencia. A esta altura debo contar que el comunicado que nos ocupa, goza de muchísimos errores que bajo ningún punto de vista podemos achacarle a los jóvenes que lo firmaron, sino a aquellos que los guían, que los conducen, que los asesoran. Algunos de esos errores son de falacias, otros de falta de información y el resto de una mirada política tergiversada de tal forma que se puede convertir en peligrosa. Las falacias y la falta de información se puede deber a la falta de lectura de la documentación anexada, o a no querer ni poder leer detalladamente un expediente, pero la mirada política peligrosa es pura y absoluta responsabilidad de aquellos adultos a quien se le han confiado el asesoramiento y acompañamiento de la juventud radical. Ellos son lo que tuvieron que asesorar a estos jóvenes, ellos son los que sin duda, llenos de odio visceral, incitaron a esos jóvenes a mentir, a difamar, pero lo más importante es haberlos incentivado a atacar a funcionarios de su mismo partido, a los más altos funcionarios municipales de la Unión Cívica Radical, tratando de agrandar esa famosa “brecha” que siendo oposición la criticaron y siendo oficialistas la apoyan. Estos hombres sí son los peligrosos, estos hombres son de los que creen que se puede utilizar a los chicos como profilácticos en el bien de apetencias y cuestiones personales, tratando de crear militancia joven a su servicio y no al del pueblo. Por ello nuestro título: “con los chicos, no”. Humildemente deseo que exista una juventud radical, una juventud peronista, una juventud de izquierda, pero que trabajen por sus ideales, por el bien del pueblo, por mejorar continuamente la calidad de vida de toda una población o un sector de ella, y para ello es necesario capacitarse, leer, estudiar, preguntar, sacarse todas las dudas y actuar en consecuencia. Espero que la juventud radical que motivó este editorial me haya podido entender, ya que no fue mi intención atacar ni denostar, toda vez que los jóvenes no son el futuro de nuestro país, sino el presente, un presente al que se debe poner todo para modificarlo en bien del pueblo, y la militancia joven es nuestra mejor herramienta para conseguirlo. Hasta otra oportunidad, mis queridos lectores.
Martes, 8 de marzo de 2016
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