Lo que para la política fue una "oportunidad de foto" para mostrar sensibilidad, para la fauna silvestre de Santa Cruz terminó siendo una sentencia de muerte. El fallecimiento de Huanu, el chulengo que se volvió viral en las redes sociales, no fue un accidente del destino; fue el resultado directo de la negligencia, la falta de protocolos y el uso de un animal silvestre como accesorio de marketing político.
Una foto que vale más que mil errores
La indignación estalló cuando comenzó a circular una fotografía de Jazmín Macchiavelli, funcionara del Gobierno Provincial, junto al pequeño guanaco. En la imagen se veía a la ex ministra de Desarrollo Social interactuando con el animal en un entorno doméstico, reforzando una conducta que las leyes provinciales y los biólogos combaten incansablemente: el mascotismo.
La imagen de Macchiavelli no solo fue una imprudencia estética; fue un mensaje peligroso para la sociedad. Mientras el Consejo Agrario Provincial (CAP) insta a la población a no tocar, no alimentar y no trasladar fauna silvestre, una alta autoridad provincial exhibía al animal como si fuera un juguete doméstico.
De la publicación al funeral
El desenlace fue tan rápido como doloroso. Pocos días después de que el chulengo fuera "adoptado" por este entorno cercano al poder, se confirmó su muerte. Los informes técnicos fueron demoledores: Huanu murió por una intoxicación aguda tras ser alimentado con alfalfa, un alimento que su organismo lactante no podía procesar.
Expertos en fauna advirtieron que el animal sufrió una agonía evitable. La pregunta que hoy recorre Río Gallegos es clara: ¿Por qué la Ministra o su entorno no entregaron al chulengo inmediatamente a los profesionales del Consejo Agrario?
Responsabilidad política y silencio
El caso de Huanu pone de manifiesto una desconexión alarmante entre las áreas del Gobierno. Mientras una oficina redacta multas por la tenencia de animales silvestres, otra se saca fotos con ellos.
Incumplimiento de la Ley: La tenencia de fauna silvestre está prohibida por leyes provinciales y nacionales.
Negligencia en el cuidado: El suministro de alfalfa a un animal lactante demuestra una ignorancia total sobre la biología básica de la especie que se pretendía "salvar".
Falta de ética: El uso de un animal vulnerable para suavizar la imagen pública de una gestión es, para muchos proteccionistas, una forma de maltrato institucional.
Una lección que no debe olvidarse
La muerte de Huanu debe ser el límite. La comunidad santacruceña exige que los funcionarios públicos sean los primeros en respetar las normativas que ellos mismos promulgan. La "ternura" de una foto en redes sociales no puede estar por encima de la vida de un ejemplar de nuestra fauna autóctona.
Huanu murió porque quienes debían protegerlo y dar el ejemplo, prefirieron tratarlo como un objeto de exhibición antes que como un ser vivo con necesidades específicas. La ignorancia mató al chulengo, pero la soberbia política le negó la oportunidad de sobrevivir.